lunes, 4 de abril de 2011

En cada día hay algo mágico...

Andar en bici de noche, bajo las estrellas; viajar en tren apoyada en la ventana, viendo cómo todo se mueve afuera; ponerle una melodía a lo que me acompaña, a lo que voy dejando atrás y a aquello que veo venir; cantar desde las entrañas mientras me transporto de acá para allá; sentir en la cara el viento del moverse, el sol de otoño acariciándome, las finas gotas de lluvia; mirar para arriba, el cielo en pedazos cual rompecabezas a través de las ramas de los árboles; hacer silencio y sentir eso que flota en el aire, ahí donde la gente se junta y comparte; no ir por la vereda; sentarme en ese cuadrado donde pega el rayo de sol que entra por la ventana y estar; reírme a carcajadas por esas pequeñas cosas, como si no hubiera nadie más; las gotas de sol que brillan en el pavimento de las calles arboladas.

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