lunes, 4 de abril de 2011

Compartir

Yo no quiero crecer sola. Quiero estar rodeada de gente que dé esos pasos maravillosos de la vida al lado mío. O quizás unos pasos adelante, o atrás, pero juntos. No quiero individualidad. El aprendizaje es aún más maravilloso cuando es de varios, cuando en cada palabra encontrás una sonrisa que te confirma, o una cara que te hace dudar. Cuando a cada idea se dispara algo nuevo, y eso nunca queda ahí. Cuando las ganas del otro son contagiosas, y sus inquietudes nos encienden, nos hacen despertar.

Yo siento que hay magia en el compartir. Ahí donde la gente se junta y comparte hay algo en el aire, una atmósfera. Puedo percibirla; como si todo alrededor se callara y estuviera en función de ese intercambio, de las palabras, los gestos, las miradas que van y vienen. En cada rincón donde hay un grupo, hay esa magia. Ahí donde una charla, un mate, una pasión, una melodía, o simplemente un silencio unen.

Mis rincones más maravillosos son aquellos que comparto, esos donde encuentro seres mágicos que me acompañan, que dan sentido a todo. En ellos es dónde mas crezco, donde mas aprendo. Donde la fuerza de la unión da ese empuje, esas ganas de seguir y de luchar. Donde escuchar al otro transforma a uno mismo.

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